Blog: Los Matices del Autismo



De Psic. Ale Padilla, junio 29, 2020

Existen muchos comportamientos que se pueden relacionar con el autismo, pero a veces podemos confundir entre si son realmente dichas conductas, o simplemente malos comportamientos.

Mi recomendación es que cuando se trate de comportamientos relacionados con el autismo, debemos comprenderlos y respetarlos en la medida de lo posible, pero cuando se trata simplemente de mala conducta, debemos tratar de modificarla. Espero poder aclarar un poco el cómo los podemos diferenciar.

Lo primero que necesitamos saber es que muchas de las conductas que pueden parecer inadecuadas se deben a dificultades sensoriales que pueden padecer. 

Las personas con autismo suelen reaccionar de manera excesiva o totalmente nula ante ciertos sonidos, luces, olores o texturas. Pueden ser muy sensibles, o nada sensibles, es por eso que pueden presentar conductas que no son las típicas al toparse con estimulos como estos. Desde correr, gritar, esconderse o taparse los oídos, hasta acercarse en exceso, oler constantemente algo o a alguien, o estar acariciando o tocando objetos o personas, por mencionar algunos ejemplos.

Cuando una persona con autismo tiene un “mal” comportamiento, debemos analizar si no se trata de alguna de las situaciones descritas anteriormente. Debemos acercarnos tranquilamente y preguntarle qué le está molestando. Si el niño no puede hablar o comunicarse, será un poco más complicado, pero debemos esforzarnos por localizar la raíz de su comportamiento. 

También debemos usar nuestros instintos. Tú como mamá eres quien mejor conoce a tu hijo, y estoy segura que puedes adivinar perfectamente qué es lo que le está afectando. Si se cubre los oídos posiblemente sea el ruido, si se cubre los ojos posiblemente sea la luz, si se esconde puede ser la cantidad de personas a su alrededor, si avienta las cosas puede ser la textura, etc. Deberás trabajar de la mano con el especialista de tu hijo para que no queden dudas.

Recuerda llevar un registro de las conductas que tu hijo presente, para que si por alguna razón lo cuida otra persona, o asiste a la escuela, por ejemplo, puedas compartirles la lista actualizada. Habrá situaciones que puedan ir cambiando con el tiempo, ya sea porque se ha desensibilizado, o ha logrado superar esa dificultad. Es importante que sigas exponiendo de vez en cuando a tu hijo a diferentes lugares y situaciones para que pueda ir aprendiendo a tolerar poco a poco, pero sin que sea demasiado para él. Es posible que logre superar ciertas cosas y tal vez otras no. Lo importante es recordar llevar un registro, e intentar comprender y respetar sus necesidades.

Otro aspecto que puede ocasionar comportamientos “no convencionales” es la comunicación social y las normas de convivencia. Como bien sabemos, los niños con autismo tienen dificultad para comprender dichas reglas, y actuar de acuerdo a lo que se espera.  Es muy posible que reaccionen de manera inesperada ante un saludo, aunque sea de algún familiar que ya conocen y quieren. Puede ser que alguna vez hayan abrazado a alguien, y después ya no quieran hacerlo. Pueden llegar a ser imprudentes, diciendo que algo de comida que se les ha ofrecido no les ha gustado, o haciendo comentarios sobre la apariencia física de las personas. 

Para ellos puede ser muy difícil empatizar o ponerse en el lugar del otro. Les cuesta entender las emociones de los demás y pueden parecer fríos, insensibles o hasta groseros en sus respuestas.  Esto puede ser desagradable o hiriente para nosotros y para los demás, pero debemos ser comprensivos, tratar de explicarles a las otras personas cuál es el motivo de las conductas, y poco a poco ir trabajando la parte social para que sea más fácil para ellos adaptarse.

Algunas recomendaciones en este sentido son el recordar que debemos ser muy específicos y concretos al dar indicaciones a un niño con autismo, así como al comunicar nuestras expectativas. Por ejemplo, desde antes de llegar a casa de los abuelos, podemos explicarle que ellos lo extrañan, que estarán felices de verlo y posiblemente quieran abrazarlo. Podemos preguntarle si está de acuerdo, y si no, entonces puede proponer alguna otra forma de saludarlos, como darles la mano, solamente decir hola, etc. Pero poco a poco se puede practicar con él en casa, en un ambiente relajado, el dar abrazos, de tal forma que lo vaya tolerando, y explicarle que tiene derecho a decidir abrazar o no, siempre y cuando salude.

Otro ejemplo puede ser el explicarle que si algo de comida no le agrada, simplemente lo ponga a un lado y diga que en ese momento no desea comerlo, y que agradezca por los alimentos. Podemos explicarle que la persona que los ha preparado lo ha hecho con esfuerzo, y que posiblemente se sienta mal si él los avienta o si dice que son desagradables. Cada vez que le ayudemos a actuar de la manera esperada, irá aprendiendo a convivir con los demás.

Las historias sociales son muy útiles para estas situaciones. Podemos crear o buscar libros o comics en los que se narren historias de la vida real, en situaciones similares, y los personajes actúen de la forma convencional. Los niños irán imitando acciones que vean en estas situaciones una vez que las comprendan y practiquen.

Otros comportamientos que pueden ser incómodos para los demás, son aquellos asociados directamente con el autismo, como lo son la auto-estimulación, o movimentos repetitivos, la falta de contacto visual, la falta de atención ante diferentes tareas o actividades, los sonidos o ruidos que emiten de manera repetitiva, o el golpearse a sí mismos.

Debemos recordar que si un niño con autismo lleva a cabo cualquiera de estas conductas, es porque lo requiere. Lo necesita para poder calmarse, evitar sobre-estimularse, o evadir situaciones ante las que es muy sensible.  Igualmente debemos tratar de comprender y respetar, llevándolo a un espacio seguro y tranquilo donde pueda hacerlo sin lastimar o interrumpir las actividades de otros. 

En el caso de que se golpee, podemos solamente tratar de amortiguar su golpe, si es que no es muy fuerte, esperar a que se calme un poco, abrazarlo por detrás si es pequeño, tratando de proteger nuestra cara, o brindarle algo que lo reconforte si ya es un poco mayor y no podemos ayudarle físicamente a relajarse. Algunos ejemplos de cosas que le pueden ayudar son poner alguna música que le guste, darle su juguete o comida favorita, darle crema para que se ponga  en las manos y brazos, crema de afeitar para que juegue sobre la mesa, o arena en una caja para que la toque, si es que es algo que disfruta. 

Una vez que hemos determinado las conductas asociadas al autismo, su origen y cómo manejarlas y, sobre todo, cómo explicarlas a quien nos interese que sepa, sin sentirnos avergonzados, podemos pasar a corregir aquellos comportamientos que si sean realmente una mala conducta.

Los niños con autismo son tan inteligentes como cualquier otro niño, y pueden aprender a manipular ciertas situaciones a su covenciencia. Por ejemplo, cuando quieren algo de comer que no es adecuado para ese momento, y hacen un berrinche para que se los demos. O como cuando ignoran deliberadamente nuestras indicaciones, y siguen jugando cuando ya es hora de salir de casa.  También puede ser que mientan o engañen. Es importante identificar la intención con la que ha actuado, y definir si es un mal comportamiento, o un comportamiento asociado a las dificultades del Autismo.

Si determinamos que es un mal comportamiento, entonces debemos ser firmes, establecer límites claros y concretos, y sobre todo, no ceder ante ellos.  Anticipa sus comportamientos estableciendo reglas por escrito, o con apoyos visuales desde antes de salir de compras, donde especifiques que podrá elegir una sola cosa, y la comerá después de la cena, por ejemplo. 

Si no se respeta la regla, entonces no compres el dulce, si lo haces, la siguiente vez tu hijo hará un berrinche más grande para lograr su objetivo. Si es si, no es no. Si le dijiste que recogiera sus juguetes y no lo hace, asegúrate  que te entiende, con instrucciones verbales o dibujos si es necesario, acércate con paciencia, dile que tiene que hacerlo en ese momento, quédate ahí hasta que lo haga y ayúdale si es necesario. De esta manera le crearás el hábito de obedecer a la primera, y no después de 15 veces o hasta que ya te ve molesta. 

Recuerda ser muy clara con lo que le pides, y lo que esperas que haga. No lo ignores, no le grites o le pegues. Así no entenderá y solamente generarás más ansiedad en él, lo cual resultará en más comportamientos inadecuados. 

Ante nuevas situaciones puedes premiar a tu hijo por llevar a cabo ciertas actividades, o por hacerte caso. Solamente será necesario al principio, después lo hará con gusto. Trata de felicitarlo también siempre que esté tranquilo, que haga lo que se le pide, que tolere situaciones incómodas, o cualquier otra conducta deseada.  

Espero te sirvan todas estas recomendaciones y puedas lograr comprender, respetar, y en caso necesario modificar las conductas de tu hijo. No olvides que cada niño es diferente y puede ser que no apliquen todas las estrategias. Es mejor consultar al especialista de tu hijo antes de realizar alguna intervención. 

Un abrazo,- Ale.

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